Pocas marcas lograron un cambio tan claro en su desempeño luego de la Segunda Guerra Mundial como la ya desaparecida Oldsmobile. Hasta ese momento producía autos sólidos, cumplidores pero nada espectaculares.
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La inspiración para el desarrollo del Lancia Stratos de rallye fue el prototipo desarrollado por el carrocero Bertone mostrado al público en el Salón de Turín de 1970. El futurista y radical diseño llevó un intenso esfuerzo en el túnel de viento para reducir al mínimo posible el CX. El resultado parecía sacado de una película de ciencia ficción y, de hecho, el coche fue llamado Stratos porque su aspecto recordó a uno de los diseñadores a algo venido de la estratosfera.
Para el comienzo de los años cincuenta Europa estaba arrasada por la Segunda Guerra Mundial. La producción, en general, era mínima y en el caso de los automóviles las fábricas encaminaban sus esfuerzos hacia modelos pequeños, económicos y fiables.
Desde la década de los años veinte Alfa Romeo empleó motores de seis cilindros en línea y doble árbol de levas en sus veloces automóviles. Esta configuración se mantuvo por décadas, hasta 1968 cuando cedió espacio a los nuevos motores de cuatro cilindros y alto rendimiento.
Hace apenas un par de meses, cuando GMC y Chrysler hacían aguas por todos lados y se anunciaba la desaparición de varias de sus marcas y modelos, muchos nos dolíamos de perder nombres con tradición en la historia del automóvil. Pero, en este mundo nuestro casi todo ha pasado antes alguna vez y un ejemplo de ello es la historia de los camiones Fargo.
Por suerte para todos cada día aparecen más y más museos en todo el mundo sobre las más diversas temáticas. Pero, obviamente, Excelencias del Motor es una publicación sobre automóviles y nuestra columna sobre autos clásicos. Sobre este tema existen también numerosos museos, pero hoy la diversidad impone la especialización y encontramos entonces lugares tan interesantes como este que nos ocupa hoy: les presento el Museo de los Autos más Famosos del Cine.
Para tener idea del descalabro actual de la industria norteamericana del automóvil hoy, cuando se ve superada por Japón y China, vale recordar que apenas una décadas atrás todas las compañías norteamericanas poseían marcas y hasta compañías enteras en otros continentes, incluso en la catedral del automóvil: Alemania. Este era el caso, por ejemplo de Ford y su línea Taunus.
Hace apenas unos meses nos asombrábamos con la espectacular presentación del flamante Porsche Panamera en lo alto del Shanghai World Financial Center, previo al Salón de Shanghai 2009. Parecía una de esas cosas solo posibles en este siglo XXI, tecnológico y traumático.