Durante los años sesenta los fabricantes norteamericanos produjeron una diversidad importante de modelos, muchos de los cuales tuvieron una vida azarosa. Entre ellos se pude contar el Dodge Polara, un vehículo que fue luego producido en Argentina y Brasil. El Dodge Polara, es un auto de gran tamaño el cual, sin embargo, podía ser obtenido con un motor base de seis cilindros en línea y 3,7 litros de cilindrada. Su longitud total de 5490 mm de largo lo coloca casi en los seis metros de longitud.
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El Lincoln Continental Mark II de 1956 que posee Julio Palmero Pedrianes es, sin dudas, un automóvil exclusivo: siempre lo fue, desde el primer estertor de su motor V8, en la planta de Ford en Dearborn, Michigan. Pero si toda la mística de este modelo no fuera suficiente, el Continental Mark II que traemos hoy a nuestra página de clásicos resulta el único existente en Cuba, siendo para muchos una sorpresa su existencia en la mayor de las antillas.

En la segunda década del siglo pasado la alemana Opel pasó a manos de GMC. Fue una de las mayores operaciones de compra realizadas hasta aquella fecha. Imbuido en su pasión por la velocidad, y aprovechando el descomunal potencial científico alemán de la época, Frtiz Von Opel logró maximizar el valor de la compañía familiar y obtener un trato en extremo ventajoso.

Surgido desde las ruinas de las bombas de la Segunda Guerra Mundial, el mito del Alpine A110 como un bólido extra clase en los campeonatos de rally, llega hasta nuestros días. Luego de la Segunda Guerra Mundial apenas se producían automóviles en Europa, por eso merece tanta relevancia los éxitos conseguidos por un emprendedor jefe de taller de Dieppe, cuando, sobre la base de un Renault 4 CV, construyó un vehículo que haría historia en el automovilismo e, incluso, mantendría su vitalidad hasta nuestros días: hablamos de Jean Rédelé y su Alpine A110.

En muchos eventos de la vida existe un halo indefinible que signa su éxito o fracaso. Le llamamos karma, destino o, sencillamente, casualidad, pero lo cierto es que a menudo su preponderancia es tal, que llega a dejarnos atónitos. La historia del Ruxton Eight es uno de esos atropellos de contrariedades imposibles de revertir, veamos.

Cuando se hable de automóviles de pura estirpe británica, los Aston Martin, deben estar entre nuestras consideraciones. Tanto es así, que el mítico agente del M16, el 007 James Bond, los ha convertido en parte de su sello característico. Dentro de la historia de esta marca de recio abolengo, destaca nuestro protagonista de hoy: el DB4 GT Zagato.

La frecuencia semanal de esta columna nos permite tomarnos la licencia de disfrutar, en ocasiones, las curiosas historias de autos que sin ser clásicos o, incluso, sin haber llegado jamás a la línea de producción, aportan interesantes detalles a la historia del automóvil: este es el caso del Lamborghini Cheetah, un emblemático vehículo militar.

De tanto en tanto se disfruta incluir en esta sección automóviles que retan la elitista concepción de auto clásico que tanto predomina y, según la cual, solo los autos de elevado precio, elegancia suprema, discreta producción y otros criterios similares serían merecedores de esa clasificación. De un tirón queda a un lado la importancia suprema de la funcionalidad para la cual se fabrica un auto, la masividad, su impacto social y cuánto pudo un modelo caracterizar una época. Por eso hoy traemos al inolvidable Peugeot 205.